La Dependencia Emocional Afectiva

La dependencia emocional afectiva es entendida como una adicción hacia otra persona. Nos centraremos en la relación de pareja, por ser en la que se manifiesta más habitualmente.  Sabemos que en toda relación hay una fase inicial de enamoramiento en la que todo nuestro sistema está alterado. Sentimos la felicidad en cada poro de nuestra piel, nuestro corazón parece que late con más energía que nunca y nuestros pensamientos difícilmente conseguimos que dejen de focalizarse en la persona en cuestión.  Se trata de la falta de perspectiva que normalmente acompaña al enamoramiento. Ésta es la “cara” de dicha fase, pero obviamente también hay una “cruz”.  Cuando uno sufre dependencia genera una necesidad desmesurada del otro y pretende llenar el vacío de su vida con la otra persona. Se deja de tener objetivos y se concreta única y exclusivamente en la relación, renunciando así a su libertad y empezando un camino de lo más tortuoso en el que la falsa felicidad se convierte en un río de lágrimas.

Detectar la dependencia emocional es muy sencillo, los signos más evidentes son:

  • Necesidad casi enfermiza de estar con la otra persona.
  • Exigirle al otro que de más muestras de afecto ya que si no,  se interpreta que no se es lo suficientemente importante y que ya no se le quiere.
  • Deseo de que en todo momento se quiera estar con uno. Que le haga sentir siempre su prioridad.
  • Generar una gran necesidad de control absoluto del otro.
  • Sentir pánico a que el otro abandone la relación.
  • Se van dejando amigos de lado, seres queridos, ya que el mundo gira en torno a  la otra persona.
  • La relación genera ansiedad, sintiendo una gran impotencia por la situación.
  • Acostumbran a ser relaciones en las que hay rupturas reiteradas y reiteradas reconciliaciones, siempre volviendo con los mismos propósitos aunque no cambie nada.

La buena noticia es que la dependencia emocional se puede superar. Algunas indicaciones son:

1. Tomar conciencia de la existencia del problema. Implica tener que aceptar que aquello no funciona.  Pensamos que si ocultamos el problema, este no existe. Por eso, el primer paso para superar la dependencia emocional es identificarla. Para ello, plantéate las siguientes preguntas e intenta responderlas con sinceridad: ¿Tu felicidad se centra en una sola persona?; ¿Tu felicidad depende de cómo te traten los demás?; ¿Sientes que el mundo se te viene encima si alguien te critica o rechaza?; ¿Sueles anteponer las necesidades y deseos de los demás a tus propias necesidades?; ¿Te sientes bien contigo mismo incluso solo cuando los demás te demuestran aceptación?.

Vale aclarar que es normal que el rechazo nos provoque cierto malestar y que tengamos a personas muy importantes en nuestra vida y que a veces antepongamos sus necesidades a las nuestras pero la persona dependiente muestra estos comportamientos siempre llegando a niveles patológicos.

2. Pensar en lo sufrido. En este caso, el objetivo es que la persona se de cuenta de todo lo que ha llegado a hacer, cuanto se ha cambiado a causa de esa necesidad de no perder al otro.  Para lograrlo, lo mejor es hacer una lista con todas esas cosas que has hecho (supuestamente por amor o cariño) pero que a la larga te han causado problemas. Por ejemplo: ¿Qué pasión has dejado de lado para satisfacer a los demás?;  ¿Qué sueño u objetivo no pudiste cumplir porque te entregaste a los demás?; ¿Qué cosas negativas has tenido que sufrir con tal de que la otra persona no te abandonase?

El principal objetivo de este paso es dar cuenta de todo el sufrimiento que has vivido sólo porque tienes una dependencia emocional. De esta forma te sentirás más motivado a cambiar y a tomar las riendas de tu vida.

3. Reforzar la autoestima. El factor principal que suele subyacer en la base de la dependencia emocional es una baja autoestima. Normalmente se trata de personas que nunca se han amado suficientemente o de personas que han perdido su autoestima a lo largo del camino.

Por eso, la clave para superar la dependencia emocional está en recuperar la autoestima. En primer lugar, debes convencerte de que tú vales mucho como persona y de que la aceptación social es un aspecto importante pero no es trascendental. Cada persona puede tener sus propios criterios y tú no tienes por qué satisfacerlos todos.

Un excelente ejercicio es recordar aquellos momentos en que te sentías realmente bien contigo mismo, cuando te sentías seguro y confiado. Rememora vívidamente todos los detalles y, sobre todo, las sensaciones que experimentabas. De esta forma estarás activando emociones y sentimientos que creías perdidos pero que realmente están ahí.

Finalmente, otro detalle importante es que aprendas a diferenciar entre “necesitar” y “desear”. Normalmente en la mente de la persona que tiene una dependencia emocional estos conceptos se entremezclan como si fuesen uno sólo. Pongamos un ejemplo, cuando tenemos hambre, no necesitamos una magdalena o una hamburguesa porque podemos saciar el hambre con un alimento más sencillo y natural, como por ejemplo, una ensalada. En realidad, deseamos la hamburguesa o la magdalena pero no las necesitamos.

Algo similar ocurre en el amor, éste no se basa en la necesidad enfermiza sino en el compromiso consciente. Es decir, aún sabiendo que no necesitas a tu pareja, has decidido compartir la vida con ella.

(Datos obtenidos de:  Rincón de la Psicología – Jennifer Delgado Suárez y Manual de Dependencia Emocional Afectiva- Silvia Congost)

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